Pobre país rico: Noruega

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Pobre país rico
NORUEGA

Si bien, el hallazgo de reservas masivas de petróleo significó una oportunidad de oro, hoy el país enfrenta una severa situación económica que exige la reducción del aparato estatal y la aplicación de una política de inversión sensata.

Por: Gunnar Bårdsen

Resulta difícil tener compasión por Noruega. Gracias a sus reservas masivas de petróleo, localizadas en el Mar del Norte, el país ha alcanzado un nivel de riqueza que era inimaginable hace apenas una generación y que le ha permitido tratar con displicencia a la Unión Europea (UE) desde 1994. Pero los problemas de Noruega, aunque lejos de equipararse con los del África Negra o los de Afganistán, son de cualquier forma suficientemente serios como para generar preocupación, incluso lástima.

Cuando la recién descubierta abundancia de recursos naturales de un país lleva a una riqueza casi inmediata, como caída del cielo, la inversión en el resto de la economía se traslada del sector de bienes comercializables (sobre todo las manufacturas) al sector de bienes no comercializables (principalmente los bienes de consumo y los servicios). El diagnóstico es bien conocido: la conocida como Enfermedad holandesa. Si desaparecen los recursos naturales que generaron la riqueza inesperada (en este caso el petróleo y el gas), la economía se queda con muy pocas industrias competitivas y demasiados cafés de librería vacíos. A continuación vendrá, sin duda alguna, una reestructuración dolorosa.

Hasta ahora, Noruega ha evitado los peores escollos de la enfermedad holandesa utilizando sus masivos ingresos petroleros para establecer un esquema de ahorro nacional, el Fondo Petrolero, el cual puede invertir solo en activos externos. Esta regla sirve para restringir la presión de la demanda inflacionaria al mismo tiempo que evita que los funcionarios electos derrochen las riquezas del país en proyectos políticamente provechosos pero económicamente desastrosos. En ambos casos, sin embargo, Noruega bajó recientemente la guardia y se encamina hacia un terreno peligroso.

Los salarios han sido aumentados en toda la economía y lo más probable es que el incremento promedio alcance un enorme 6% en el presente año. Para compensar, las empresas han subido los precios, alimentando la inflación. Pero dado que el Banco Central se comprometió a mantener la inflación anual en un promedio de 2.5%, las tasas de interés de Noruega se encuentran actualmente entre las más altas de Europa.

Eso ha ayudado a que la tasa de cambio se fortalezca casi 10% durante el último año, en comparación con las monedas de los socios comerciales principales de Noruega, haciendo que el sector de bienes comercializables sea todavía menos competitivo. Las industrias locales que se enfrentan a la competencia externa han empezado a cerrar o a reubicarse en el exterior. Como resultado, el desempleo está creciendo en uno de los países más ricos del mundo.

Pero el problema real es el sector público. En la actualidad, el gasto gubernamental se acrecienta 4% cada año debido a una nueva "norma de acción", establecida en el 2001, que permite que las ganancias del Fondo Petrolero sean introducidas gradualmente a la economía doméstica. Pero el ingreso presupuestal adicional apenas y ha compensado los bajos impuestos, mientras que los altos salarios y tasas de interés están elevando el gasto público.

Así, hace falta un mayor gasto gubernamental para mantener los servicios públicos en el mismo nivel y retener el desempleo. Entonces el ciclo se corrompe otro tanto: tasas de interés más altas, una constante apreciación de la moneda, mayores daños al sector de bienes comercializables y el riesgo de tener más desempleo.

Si Noruega ha de evitar sucumbir ante la Enfermedad holandesa, hay solo una solución. Dado que la importancia del sector de bienes comercializables se desvanece, el sector de bienes no comercializables debe incrementar su productividad y rendimiento.

Hay básicamente solo una forma de lograr el necesario crecimiento de productividad y rendimiento: la demanda excesiva del sector público debe ser trasladada a otro sitio. Después de todo, la demanda no desaparecerá por sí misma. Las listas de espera para servicios médicos y clínicos en Noruega ya parecen interminables y los edificios de las escuelas se deterioran (algunos ya han sido clausurados por las autoridades de salud pública).

Una gama de servicios públicos tendrá que ser, por lo tanto, privatizada. Como siempre, ese será un proceso difícil y políticamente contencioso. Pero también brindará una oportunidad de oro para aprovechar realmente el potencial del país a través de una estrategia de inversión sensata, que es el propósito original del Fondo Petrolero.

Esa estrategia debería incluir una significativa cantidad de inversión en el capital humano: educación, capacitación e investigación científica básica. Pero las ideas brillantes no se surten bajo pedido. Cualquier esfuerzo que el gobierno haga por sustentar a las industrias agonizantes o por asignar inversión a través de la elección de todo tipo de proyectos "innovadores" será una receta de desastre económico.

Como sucede tan a menudo en el resto del mundo, la riqueza casi inmediata, como la que recibió Noruega debido a su petróleo y gas, puede ser una maldición tanto como una bendición. Los Emiratos Árabes Unidos, teniendo reservas petroleras que se estima durarán solo entre 10 y 15 años, redujeron los requerimientos de otorgamiento de visas para la mayoría de los occidentales como parte de un esfuerzo para acelerar el desarrollo de una industria turística viable. Con el reciente descubrimiento de las inmensas reservas petroleras del Mar Caspio, Kazakistán se encuentra al inicio de ese proceso.

Esos países, como Noruega, fueron ganadores en la lotería de los recursos naturales, pero eso no garantiza que seguirán siendo ricos una vez que los ingresos que ahora reciben desaparezcan.

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